La pregunta que encabeza este artículo la suele formular quien no haya visto ni cinco minutos de los dos últimos partidos en el Sánchez-Pizjuán. La pregunta, o preguntita, procede de Madrid, normalmente. Curioso: cuando el Madrid echó a Lopetegui, vivo en todas las competiciones ya que duró un suspiro en el cargo, apenas escuché protestas capitalinas. Era un clamor: el despido tenía que llegar. Distinto es que quien desee la mejora, dentro de un nivel ya alto, sea otro. Entonces la historia cambia. Entonces se activa una especie de "yo no lo quiero para mí, pero ahí lo llevas y quédatelo·. Acto seguido, se formula la preguntita, concebida con tanta extrañeza como desconocimiento.
La afición del Sevilla no es un colectivo que de repente, porque sí, se ha vuelto loco. A la afición del Sevilla lo que le ocurre es que ve que su equipo juega de pena en casa. Ha visto que dos equipos ramplones lo han puesto contra las cuerdas. Ha visto que casi se desaprovecha una ventaja de dos goles ante un rival con uno menos. Ha visto, sobre todo, la cobardía en la cara de Lopetegui. En este sentido, indudablemente el entrenador ha entrado en pánico, pero en su descargo recordemos que el Sevilla salió el domingo pasado con Bono, Escudero, Sergi Gómez, Gudelj, el Mudo y Rony en su once. Telita. Recordemos que el Sevilla, en estos momentos, empieza por Bono y termina en De Jong. Más telita todavía, aunque supongo que ahora En Nesyri se abrirá paso.
A la afición del Sevilla también le pasa que actúa por oposición. Es decir, en estos días de convulsión en Heliópolis, escucha de forma martilleante reflexiones sobre el conformismo de la del Betis. Creo que ello también le lleva a doblar su apuesta a la pitada a poco que alguien se escantilla. Lógico, la rivalidad es básicamente eso: diferenciarse del otro. No obstante, ahora vienen dos partidos en los que el conflicto del campo se acabará. Aparecen la Roma y el Betis, así que fin del debate. Prueben, prueben a jugar mejor y a contar con mejores futbolistas y no habrá tensión, todo lo contrario. Nervión volverá a ser un parque temático repleto de personas felices. No hay otra fórmula, no busquen historias. Y el entrenador o el jugador que no soporte este ambiente difícil, fruto de la falta de calidad que se ve en el césped, podrá ser futbolista, pero tendrá que serlo en otro lado.
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