Un instante

Me levanto y me voy

Víctor Fernández 02/06/2019

La foto del instante reflejaba un inmenso dolor. Después de una larga espera, el féretro de José Antonio Reyes aparecía en el antepalco del Sánchez-Pizjuán para situarse en el mismo lugar donde Antonio Puerta fue honrado. Sólo unos años después, maldita sea. Demasiadas desgracias en tan poco espacio de tiempo. Fue un instante eterno. Florentino Pérez endurecía su rostro en primera fila; la cara de Joaquín Caparrós se desencajaba; Paco Gallardo, al fondo, se ahogaba entre lágrimas; Monchi miraba al cielo; Pepe Castro no daba crédito; José María del Nido aguantaba el momento con dureza; Jesuli se tapaba tras una columna con el pecho hundido por el dolor, la familia Ramos se estremecía; Diego Capel era arrastrado por los recuerdos; Sergio Ramos acogía con serenidad otra desgracia, qué pedazo de tío y qué injusto es ese inexplicable distanciamiento con la grada; y Rakitic, Cristobal Soria y Pichón (el eterno utillero) se abrazaban y rompían a llorar desconsolados… Paco, el padre de Reyes, querido por su empatía por todo el mundo, sostenía sobre sus espaldas la pena más grande que puede llegarle a una persona. El instante fue eterno... y se rompió con un aplauso estremecedor. Menos mal, porque allí pudimos haber estado sin respirar toda una vida.

El actor Keanu Reeves, endurecido por las tragedias de la vida, respondió hace unos días de esta forma cuando le preguntaron qué creía él que ocurría tras la muerte: "Lo único que sé es que cuando mueres, todos los que te amaban van a echarte muchísimo de menos". Reyes fue un genio a quien mucha gente le echa ya en falta. Algunos pobres de espíritu aún dicen por las esquinas que pudo llegar a más. ¿A más? La UEFA hizo que se guardara un minuto de silencio antes de una final que vieron en todo el mundo millones de espectadores. ¿No creen que esos homenajes sólo se reservan para los elegidos? Otra leyenda que nos deja…