Liga Europa (2018/2019) > Fase de grupos. Segunda jornada

Un rato de runrún hasta que entró el primero

El fútbol es maravilloso. Y también malvado. Cuando se suponía que el Betis tendría una sesión vespertina de baño y masaje, tal plan se quedó en eso, en una suposición. En una idea que se evaporó nada más comenzar el partido y el Dudelange, apoyándose con sentido, trianguló y conectó con Jordanov. Su disparo obligó a una gran intervención de Joel Robles. Perfectamente pudo ser el 0-1. No hubo necesidad de sacar el pañuelo para dar ningún aviso. Todo lo que sucedió en adelante costó demasiado. Aunque el control del balón y por tanto el dominio del partido no se le discute al Betis, hasta el momento tiene que hacer una pequeña gran gesta para ganar cada encuentro. Da igual que enfrente esté un Dudelange con jugadores aficionados en sus filas y que desde luego no se comportaron en el Villamarín como la Cecinienta anunciada y sí como un grupo de dignos jugadores que generaron tres o cuatro ocasiones de peligro para poder marcar.

El Betis no estuvo cómodo casi que en ningún momento del encuentro. Si tiramos el listón de las ocasiones, podemos contar tres u cuatro oportunidades. Un disparo desde la frontal del área de William Carvalho, un lanzamiento de Guardado y una falta del mejicano que obligó a una buena intervención del portero del Dudelange. Si elevamos dicho listón, el Betis no creó nada de peligro real en la primera mitad. Esta vez hubo más precipitación que en otros encuentros, posiblemente por las ganas de querer resolver por la vía rápida. Y no, no salió el plan. Barragán y Tello lo intentaban una y otra vez por sus costados sin que sus centros encontraran rematador. Los delanteros no daban señales de vida. Sanabria, menos mal que marcó ese gol, pasaba inadvertido y Sergio León, por más que lo intenta, ha entrado en la típica racha del atacante sin confianza: no caza una. Habiendo pasado muy poco, y algo inquieto porque el plan inicial se había torcido, el encuentro necesitaba una jugada que agitara de verdad. Con peor o mejor fútbol, pero que moviera al Dudelange de la cómoda posición en la que se encontraba.

La consigna tras el descanso estaba clara. Había que apretar para provocar la dimisión del Dudelange. Se subió el ritmo y comenzaron a caer las llegadas, también alguna que otra peligrosa de los luxemburgueses. Pero ya el partido olía a otra cosa, sobre todo a medida que avanzaban los minutos y a los jugadores amarillos se les iban subiendo los gemelos. El primer tanto trajo el respiro casi total. El gol llegó con suspense, pero fue claro. El Dudelange no tenía salida alguna. Había que seguir igual para rematar a un contrario que pedía la hora. Y los cambios le sentaron fenomenal al equipo. El tanto de Lo Celso merece un comentario. Un pase fuerte dentro del área lo acomodó con su tacón con una enorme clase. Definió tranquilamente al lateral de la red, como si estuviera en un entrenamiento. Partido sentenciado, cuatro puntitos y destacado con el Milan para pasar a la siguiente fase. Se trataba de ganar y, al final, sobraron bastantes minutos.

Real Betis (3): Joel Robles; Barragán, Bartra, Javi García, Sidnei, Tello; William Carvalho, Guardado (Lo Celso, minuto 60), Inui (Joaquín, minuto 71); Sergio León (Kaptoum, minuto 81) y Sanabria.

F91 Dudelange (0): Frising; Jordanov, Schnell, Prempeh, El Hriti; Couturier, Kruska, Melisse (Stumpf, minuto 66); Stolz (Kenia, minuto 76), Turpel y Sinani (Pokar, minuto 81).

Goles: 1-0, minuto 55: Sanabria. 2-0, minuto 80: Lo Celso. 3-0, minuto 88: Tello.

Árbitro: Andrew Dallas, escocés. Amarillas para Sanabria, Kruska, Jordanov y El Hriti.

Tello

Se va acoplando al puesto de carrilero. Muy activo ante el Dudelange, con golito incluido. 

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